Miel auténtica: se vuelve más espesa y presenta pequeños gránulos, sin perder sus propiedades.
Miel falsa: permanece líquida durante todo el año, lo que puede indicar tratamiento térmico o mezcla con azúcares.
4. Prueba del papel
Coloca unas gotas de miel sobre un papel o servilleta limpia.
Miel auténtica: permanece en la superficie sin esparcirse ni humedecer el papel.
Miel falsa: deja un halo húmedo debido a la presencia de agua o jarabes.
5. Aroma, sabor y textura
Aroma: la miel pura tiene un olor floral y profundo.
Sabor: puede ser dulce con ligeras notas amargas.
Textura: densa y ligeramente pegajosa, dejando una sensación cálida en la garganta.
La miel falsa suele ser excesivamente dulce, sin matices aromáticos y se disuelve rápido en la boca.
Consejos y recomendaciones
Compra miel a productores locales o en ferias, donde sea más fácil conocer su origen.
Evita la miel que luzca demasiado líquida y clara durante todo el año.
Guarda la miel en un lugar fresco y seco, lejos de la luz directa, para conservar sus propiedades.
Si buscas miel con fines medicinales, opta por la que provenga de apicultores que no utilicen procesos de pasteurización.
No uses cucharas húmedas al tomar la miel, ya que la humedad favorece la fermentación.
Saber identificar una miel auténtica no solo te asegura disfrutar de su sabor natural, sino también aprovechar todos sus beneficios para la salud. Con estas simples pruebas caseras podrás detectar adulteraciones y elegir un producto genuino, nutritivo y directamente de la colmena a tu mesa.
