Qué observar: Si el dolor empeora al acostarse o después de comer, conviene comentárselo a su médico. ¿
Podría tratarse simplemente de una distensión muscular? Posiblemente, pero si persiste o se intensifica, su cuerpo podría estar indicando un problema más grave.
2. Pérdida de peso inexplicable.
¿Ha notado que su ropa le queda holgada de repente, aunque su dieta no haya cambiado? La pérdida de peso inexplicable puede ser una señal de alerta temprana. El páncreas ayuda a producir enzimas que digieren los alimentos. Cuando el cáncer interrumpe este proceso, los nutrientes no se absorben correctamente y el cuerpo comienza a perder peso sin intentarlo.
Para Robert, de 60 años, fueron los vaqueros los que lo delataron: dos agujeros menos en el cinturón en un mes. «Pensaba que por fin estaba recuperando la salud», dijo, «pero estaba agotado todo el tiempo».
Te doy una pista: si bajas de peso sin esfuerzo, sobre todo si además te sientes cansado o tienes problemas digestivos, no te alegres, investiga.
Pero quédate conmigo, porque la siguiente señal se esconde en tu cocina.
3. Pérdida de apetito o cambios en el gusto.
Te sientas a disfrutar de tu comida favorita —quizás pollo asado o tu café matutino— y algo no te cuadra. El sabor parece insípido o, peor aún, desagradable. Eso fue lo que le pasó a Linda, de 57 años. Pensaba que sus papilas gustativas estaban cambiando con la edad, pero resultó que su páncreas estaba fallando.
Cuando la digestión falla, el cuerpo puede rechazar inconscientemente ciertos alimentos, sobre todo las comidas grasosas o copiosas.
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