El Dr. Glenn Good, epidemiólogo de la Universidad de California en San Francisco, es uno de los primeros especialistas en estudiar los efectos de la COVID persistente. Desde 2021, ha publicado, distribuido en conferencias e investigado a fondo este fenómeno, que persiste en muchos pacientes después de la infección inicial.
Tras tres años, seguimos solos como investigadores. Usted también es paciente.
También incluye un viaje en autobús para mí. Constantemente me veo obligado a elegir entre trabajar, ensuciarme o incluso lavar la ropa.
Para este experto, el candado se ha convertido en una prisión invisible: menos horas válidas al día, más espacio para dormir.
Cuando el cuerpo dice basta
.La persistencia de la COVID-19 se manifiesta de muchas maneras, pero el síntoma más común es la fatiga crónica. Una fatiga extrema que va mucho más allá de un simple deterioro. El Dr. Cohen la describe como una profunda agonía… incluso después de una buena noche de sueño .
Si hay algún problema, confusión mental persistente, problemas de memoria o de lenguaje… este problema dará lugar a una retroalimentación.
Según un estudio de la Universidad de Yale, aproximadamente la mitad de las personas con Covid prolongado ambíén cumplen los criterios del síndrome de fatiga crónica, un trastorno poco comprendido y a menudo subestimado.
Repercusiones en la vida social y profesional
ver las siguientes páginas en las siguientes páginasLa COVID prolongada no solo afecta la salud. También afecta la carrera profesional, las relaciones sociales y el equilibrio emocional. El Dr. Cohen, al igual que una de cada diez personas en Estados Unidos afectadas por esta afección, ha tenido que reducir drásticamente su actividad profesional.
Muchos pacientes se encuentran haciendo malabarismos con la pérdida de ingresos, las facturas médicas y el aislamiento. Algunos deben elegir entre pagar el alquiler o ir al médico.
Mientras tanto, la investigación se estanca, obstaculizada por una creciente falta de interés público y una financiación decreciente.
Efectos muy reales en el corazón, los pulmones… y el cerebro
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Contrariamente a la creencia popular, las secuelas de la COVID-19 prolongada no se quedan en la cabeza. Dejan marcas duraderas en el cuerpo:
Fibrosis pulmonar que dificulta la respiración.
Inflamación crónica del corazón
Síndrome POTS (taquicardia ortostática postural), donde el corazón se acelera al más mínimo cambio de posición.
Y sobre todo, un sistema inmunológico debilitado, lo que hace que las infecciones comunes sean mucho más riesgosas.
El Dr. Cohen insiste: «No es pereza. No es psicosomático. Es una enfermedad real y multisistémica que aún se comprende muy poco».¿Esperanza? Es una posibilidad, pero no hay cura.
El Dr. Cohen participó en ensayos clínicos de tratamientos prometedores como Paxlovid. Los resultados presentan ciertas limitaciones, pero no son exhaustivos. De los 13 pacientes evaluados, solo 5 experimentaron una mejoría transitoria.
Últimos cinco años de pandemia. No existe un tratamiento oficialmente aprobado para la COVID-19 prolongada.
La lucha continúa, pero el camino es largo. Sin embargo, para evitar recaídas, debe mantenerse muy alerta, incluso evitando lugares públicos. Usar la mascarilla no es una opción para ella, sino una necesidad vital.
Un llamado a la escucha y al reconocimiento
Hoy en día, millones de personas viven con síntomas persistentes relacionados con la COVID-19. No tenemos un diagnóstico ni un tratamiento claros, y muchas personas no los reconocen.
La historia de la Dra. Cohen nos enseña que es posible ser médica y víctima a la vez. ¿Qué se puede hacer si estás encerrada… y hay alguien a salvo de ella?
¿Sabes cómo convivir con la COVID-19 prolongada?
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