Mucha gente cree que una ventana ligeramente abierta favorece un mejor sueño. El aire fresco parece ser relajante y crea una sensación inmediata de bienestar. Sin embargo, muchos expertos en salud recomiendan cerrar la ventana por la noche. Este hábito puede presentar riesgos que a menudo se subestiman.
Cerrar la ventana no significa sacrificar la calidad del aire. Existen otras soluciones para garantizar un sueño reparador y proteger la salud.
Riesgos para la salud y la calidad del sueño:
Dormir con la ventana abierta te expone directamente a fluctuaciones de temperatura. Estos cambios repentinos pueden interrumpir tu ciclo de sueño. Tu cuerpo reacciona a cada corriente de aire frío y le cuesta mantener una temperatura estable. Como resultado, tu sueño se vuelve más ligero y menos reparador.
El aire exterior también transporta alérgenos como el polen y el polvo. Estas partículas pueden causar estornudos, irritación y molestias respiratorias. Para las personas sensibles, esto puede ser suficiente para interrumpir el sueño de toda una noche. Los expertos en sueño recomiendan limitar esta exposición, especialmente durante la primavera y el otoño.
La contaminación acústica es otro problema. Una ventana abierta deja entrar el ruido exterior. Un coche que pasa, una voz fuerte o una sirena son suficientes para interrumpir el sueño. Incluso un simple despertar nocturno puede afectar la calidad general del sueño y aumentar la fatiga al despertar.
Algunas personas duermen más profundamente cuando se sienten seguras. Una ventana abierta puede causar malestar psicológico. Esta sensación, aunque leve, afecta la relajación y retrasa el sueño.
Alternativas sencillas para dormir mejor
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