La situación se torna aún más urgente con la llegada de la tregua invernal. A partir del 1 de noviembre, no se podrán realizar desahucios hasta la primavera. Esta demora adicional amenaza con prolongar la pesadilla de la propietaria , condenada a vivir lejos de su hogar. «Ya no entiendo el sistema judicial», dice con cansancio. «Este problema debería haberse resuelto hace mucho tiempo».
El silencio del sistema judicial ante una mujer desesperada.
A pesar de la atención mediática que han suscitado sus acciones, la situación de Marie-Claude sigue estancada. El teniente de alcalde de Nantes ha enviado una carta al fiscal y al prefecto para intentar agilizar el proceso, pero hasta el momento no ha recibido respuesta . Esta falta de respuesta agrava la sensación de abandono de la jubilada.
Su lucha ahora trasciende su propia historia: simboliza la de muchos propietarios que se enfrentan a un sistema judicial lento y sobrecargado, a menudo percibido como desconectado de la realidad. « Solo quiero irme a casa », repite. Tras esta simple frase subyace una ira contenida: la de una ciudadana que alguna vez creyó en la ley y que ya no . Su acto desesperado, pacífico y decidido a la vez, plantea una pregunta fundamental: ¿qué valor tiene la justicia si ya no es capaz de proteger a quienes respetan las normas?
