Una dieta saludable y el ejercicio regular también son esenciales. Estabilizan el azúcar en sangre, mejoran la circulación y mantienen los pies más sanos.
Para las personas con diabetes, la vigilancia es fundamental. Incluso una pequeña ampolla, enrojecimiento o dolor inexplicable debe considerarse una advertencia. La prevención es la mejor defensa contra amputaciones y otras consecuencias graves.
Muchas personas desconocen que estos signos suelen aparecer mucho antes de que se desarrollen complicaciones avanzadas. No espere a que el dolor le alerte: escuchar a su cuerpo es su primera línea de protección.
Tus pies pueden revelar pistas que te salvarán la vida. Obsérvalos de cerca y nunca subestimes lo que te dicen.
