La tasa de supervivencia a cinco años sigue siendo inferior al 10 %.
El diagnóstico suele ser tardío: la edad media al momento del cribado es de 71 años para los hombres y de 74 para las mujeres. Para entonces, más de las tres cuartas partes de los tumores ya son inoperables. Solo la extirpación quirúrgica completa ofrece una posibilidad de supervivencia a largo plazo; de ahí la importancia de la detección precoz.
Los dos síntomas que pasamos por alto.
Mirando hacia atrás, hubo dos claras señales de advertencia que deberíamos haber tomado más en serio.1. Dolor abdominal o de espalda persistente. Mi padre se quejó inicialmente de problemas de espalda, que atribuyó a su postura y edad. Pero el dolor persistió, se extendió a la parte superior del abdomen y empeoraba por la noche o después de las comidas.
Este tipo de dolor sordo y punzante, sobre todo si persiste o se intensifica, es un síntoma temprano común del cáncer de páncreas. Desafortunadamente, suele confundirse con problemas digestivos o musculares leves.
2. Pérdida de peso rápida e inexplicable.
En tres semanas, mi padre perdió más de cinco kilos sin ningún esfuerzo. Perdió el apetito y se sentía fatigado. Lo atribuimos al estrés, pero era el cáncer el que interfería con la función del páncreas en la digestión.
La pérdida repentina de peso sin una causa clara es una señal de alarma y siempre debe ser motivo de evaluación médica.
Otras señales de advertencia a tener en cuenta
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