Al acariciar a tu gato, no solo le devuelves el cariño, sino que también refuerzas la confianza. Este pequeño intercambio comunica: “Yo también te acepto”.
3. Habla suavemente
Los gatos son sensibles al tono. Una voz tranquila y suave puede hacerles sentir seguros y relajados. Intenta decirles algo tranquilizador como: “Hola, cariño” o “Buen gatito”.
Tu tono importa más que las palabras: se trata de calidez y tranquilidad. Cuando tu gato lo oye, asocia tu presencia con seguridad y comodidad.
4. Preste atención al contexto
No todas las caricias significan lo mismo. A veces, tu gato te saluda después de tu ausencia. Otras veces, intenta llamar tu atención para que le des de comer, juegues o le des mimos.
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