El silencio construye muros invisibles.
Cada día sin calor ni contacto puede hacer que el corazón se vuelva más cauteloso. Algunas mujeres se refugian en sí mismas buscando seguridad, hasta que un día, los muros se sienten demasiado altos para volver a cruzarlos.
El cuerpo recuerda.
Incluso en largos periodos de soledad, el cuerpo conserva recuerdos del tacto. La falta de afecto puede manifestarse como tensión, inquietud o fatiga, no por debilidad, sino porque la necesidad de cercanía es profundamente humana.
El estrés se cuela donde falta la comodidad.
Los momentos de ternura liberan hormonas calmantes. Sin ellas, el estrés se abre paso con mayor facilidad y el sueño puede volverse intranquilo. Esto no es fragilidad, es biología.
Los 5 mejores tónicos de colágeno para una piel joven, impecable y radiante.
Buscamos sustitutos, pero nunca son iguales.
El trabajo, las aficiones, los libros, el ejercicio y las amistades llenan parte del vacío. Nutren el alma, sí, pero no pueden reemplazar por completo la calidez de la intimidad compartida.
⏩continúa en la página siguiente⏩
