Un descubrimiento fortuito
El caso resurgió cuando una de las escuelas de sus hijos intentó , sin éxito, contactarla. Esta medida administrativa despertó sospechas y dio inicio a una búsqueda. Durante un año, se realizaron numerosas comprobaciones, incluso en bases de datos nacionales e internacionales, pero no se encontró rastro alguno de Heidi .Los investigadores están considerando todas las pistas:
una nueva vida en el extranjero ,
un acto desesperado ,
o incluso una desaparición vinculada a un acto delictivo .
Pero hasta la fecha, no ha surgido ninguna hipótesis clara.
“No descartamos ninguna posibilidad”, declaró la fiscalía de Amberes, consciente de que la total falta de informes complica considerablemente la investigación.
El testimonio de la pareja: “Se fue de noche”.
La pareja de Heidi , padre de sus tres hijos, fue interrogada por la policía. Según él, la joven abandonó su hogar sin previo aviso, llevándose todas sus pertenencias .
“Conozco a Heidi al dedillo”, explicó. “Si se siente acosada, huye aún más lejos. Por eso no avisé a la policía de inmediato”.
Afirma haber participado él mismo en la búsqueda, sin éxito. Sus palabras reflejan tanto resignación como cansancio:
“Mis hijos buscaron a su madre. En algún momento, uno deja de hacerlo. Hoy, si resulta que todavía está viva, será bienvenida a hablar, pero ya no formará parte de nuestras vidas.”
Estas declaraciones, aunque sinceras, suscitan interrogantes. ¿Cómo pudo pasar desapercibida una desaparición tan prolongada? ¿Y por qué nadie —ni familiares ni instituciones— se preocupó antes?
Una investigación se reabrió quince años después
El llamamiento a testigos difundido en los medios belgas tiene como objetivo recabar cualquier información sobre el paradero de Heidi después de 2010. La policía federal invita a cualquier persona que tenga información a ponerse en contacto con el 0800 30 300 o a rellenar el formulario en línea correspondiente.
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Este caso, tan extraño como trágico, ilustra las posibles deficiencias en el apoyo administrativo y social que se brinda a ciertas familias. Quince años de ausencia total, sin rastro ni denuncia alguna, plantea una pregunta inquietante: ¿cómo pudo desaparecer una mujer, madre de tres hijos, sin que nadie diera la voz de alarma?
