Me quedé en shock; no podía entender cómo habían podido acabar en mi cama. Mi casa está limpia y presto mucha atención al orden.
Lo único que me vino a la mente fue que tal vez mi perro los había traído accidentalmente desde afuera o de un paseo.
Al darme cuenta de que la situación podía ser grave, pedí inmediatamente cita con el médico para que revisara mi salud y asegurarme de que no hubiera picaduras ni infecciones.
Por suerte, todo salió bien. Me siento muy aliviada de haber visto los huevos a tiempo y haber reaccionado de inmediato; de lo contrario, podría haber tenido graves consecuencias.
Desde entonces, he estado inspeccionando todo cuidadosamente y limpiando periódicamente para evitar que esto vuelva a suceder.
Este incidente me enseñó una lección: permanecer siempre alerta y nunca ignorar las señales sospechosas más pequeñas.
