Encontré una memoria USB en una salchicha común y corriente: al principio pensé que había acabado accidentalmente en la comida, hasta que revisé su contenido.

al sacarlo con cuidado, sentí náuseas: era una memoria USB, una simple memoria, cubierta de trozos de salchicha. Solo de pensarlo me daba asco. ¡Ya había comido de ese envoltorio! ¿Cómo demonios podía una memoria USB haber acabado dentro de una salchicha sellada?
El asco dio paso a la curiosidad.
Conecté la memoria USB a mi ordenador, sin saber muy bien qué esperar, y lo que vi me puso la piel de gallina. Solo había una carpeta, titulada «ÁBREME». Dentro, una sola imagen: la foto de un hombre mirando a la cámara y riendo.Solté el ratón y me quedé allí sentado, mirando la pantalla, con un escalofrío recorriéndome la espalda. Quizá fuera una broma de mal gusto, pero ¿quién sería capaz de esconder una memoria USB en la comida?

Ahora estoy indeciso entre llamar a la policía para que investigue o simplemente dejarlo pasar e intentar olvidarlo. En cualquier caso, una cosa es segura: nunca volveré a ver las salchichas compradas en el supermercado de la misma manera.