La investigación médica confirma que los trastornos del estado de ánimo, como la melancolía o la ansiedad, se asocian frecuentemente con la fibromialgia. Nuestra psique, abrumada por pensamientos oscuros, envía señales perturbadoras a todo el cuerpo. Cada fibra de nuestro ser reacciona a nuestro estado emocional.
El círculo vicioso entre el dolor y el afecto
La presencia persistente de dolor físico suele generar sentimientos de desaliento, abatimiento o exasperación. Lamentablemente, estas reacciones emocionales crean un círculo vicioso: cuanto más se reprimen, más intensas se vuelven las sensaciones dolorosas.
Este proceso crea gradualmente un verdadero laberinto psicológico. El agotamiento constante y el sufrimiento recurrente pueden conducir a un estado depresivo, que a su vez exacerba los síntomas de la fibromialgia.
Estrategias para liberarse de esta espiral negativa.
Para recuperar la paz interior y una vida plena, es fundamental aprender a canalizar las emociones en lugar de reprimirlas. Aquí tienes algunas sugerencias concretas:Atrévete a poner palabras a tu dolor
No dejes que tus emociones se acumulen como vapor bajo presión. Busca maneras de expresar tus sentimientos, ya sea hablando, escribiendo o mediante la arteterapia. Por ejemplo, practicar regularmente la escritura terapéutica puede ayudarte a liberar tus emociones más profundas.
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