Aparecieron carteles por todas partes: en farolas, en tiendas, en vallas publicitarias. Las redes sociales se convirtieron en una herramienta esencial en la búsqueda: las publicaciones que mencionaban su nombre se hicieron virales y desconocidos las compartieron con la esperanza de que alguien lo hubiera visto o pudiera aportar alguna pista. Incluso emisoras de radio locales y pequeños negocios se unieron a la búsqueda.
“Puerto Rico es una isla pequeña”, dijo un voluntario. “Cuando alguien desaparece, todos lo sentimos. Es un problema que nos afecta a todos”.
Durante varios días, equipos de búsqueda rastrearon bosques, riberas y caminos rurales. Se solicitó la presencia de buzos para inspeccionar cuerpos de agua cercanos después de que testigos informaran haber visto a un hombre parecido a él cruzando un puente la noche de su desaparición. A pesar de estos considerables esfuerzos, no se encontró rastro alguno hasta la mañana del lunes, cuando un pescador informó haber visto algo inusual en el agua.
Por la tarde, las autoridades confirmaron lo peor: el joven desaparecido había sido encontrado muerto.
La policía ha acordonado la zona y los forenses han iniciado una investigación. La investigación continúa, pero las primeras conclusiones apuntan a que se trató de un trágico accidente, no de un delito. La policía ha pedido a la ciudadanía que se abstenga de especular hasta que se conozcan los resultados del análisis forense.«Comprendemos la preocupación y la necesidad de respuestas»,
declaró un portavoz de la policía. «Nuestra prioridad es brindar respeto y apoyo a la familia».
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