La nueva esposa de mi marido apareció en la puerta dee mi casa con una sonrisa de superioridad.

Mis manos se cerraron en puños. Avanzó la grabación.

Ahora la voz de Holden:
—“…venderemos la casa, liquidaremos los activos. Madeline puede volver a su apartamentito y a su patético negocio de jardinería. Nunca se mereció nada de esto.”

—Apágalo —susurré.

Isaiah obedeció y sacó un último documento.
—Por esto vine esta noche. Haley no solo quería dinero, Maddie. Quería vengarse de ti. Por hacer que Holden se sintiera culpable, por dejarlo en ridículo cuando los pillaste juntos. —Me deslizó el papel—. Fue su secretaria durante tres años. Este documento prueba que empezó a desfalcar en la empresa de papá seis meses antes de que los descubrieras.

—¿Papá sabía esto?

—Se enteró justo antes del diagnóstico. Estaba armando un caso contra ella, pero luego el cáncer… Entonces empezó a planear esto. A veces la justicia necesita otro camino.

—El codicilo —murmuré.

—Sí. Mañana será brutal, Maddie. Creen que lo tienen todo atado. Haley incluso contrató a un equipo de cámaras para documentar el “momento histórico” en que toman posesión del patrimonio.

A pesar de todo, me reí.
—Contrató cámaras para grabar su propia caída. A papá le habría encantado la ironía.

La mañana de la lectura del testamento amaneció luminosa y clara. El equipo de cámaras de Haley ya estaba instalado en el despacho.

—Deberías verla ahí fuera —anunció Isaiah, colándose por la puerta—. Practicando su discurso de aceptación.

Un alboroto en el pasillo lo interrumpió. La voz de Haley se coló por la puerta, aguda y excitada.
—¡Aquí pondremos la nueva araña! La vieja está tan pasada de moda.

—A sus puestos —murmuró Aaliyah, alisándose la chaqueta—. Que empiece el espectáculo.Haley entró primero, con un vestido negro que probablemente costaba más que mi coche. Holden la siguió, incómodo. El equipo de cámaras venía detrás.

—Madeline —asintió Holden con rigidez.

—Comencemos —anunció Aaliyah, colocándose tras el escritorio de papá—. Como abogada de Miles, leeré su último testamento, junto con cualquier documento adicional que hubiera preparado.

La lectura inicial fue exactamente como Aaliyah me había advertido. La herencia, incluida la casa y las acciones de la empresa, se dividía: 60% para mí, 40% para Holden y Haley.

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