Reduce y cocina: Reduce el fuego a medio-bajo, tapa parcialmente la sartén y cocina durante 25-30 minutos. Durante este tiempo, la salsa se reducirá y espesará, mientras el pollo se cocina por completo. Voltea las piezas de pollo cada 10 minutos para asegurar una cocción uniforme.
Vigila la salsa: A medida que la salsa se reduce, observa su consistencia. Debe volverse más espesa y brillante, similar a un glaseado. Si la salsa se reduce demasiado rápido y el pollo aún no está cocido, puedes agregar un poco de agua. Por el contrario, si el pollo está cocido pero la salsa sigue muy líquida, aumenta el fuego para acelerar la reducción.
Comprueba la cocción: Para verificar que el pollo esté completamente cocido, inserta un termómetro de carne en la parte más gruesa; debe alcanzar 75°C (165°F). Alternativamente, al pinchar con un tenedor, los jugos deben salir claros, no rosados.
Ajusta el sazón: Una vez que el pollo esté perfectamente cocido y la salsa tenga la consistencia deseada, prueba y ajusta el sazón. Agrega más sal o pimienta si es necesario, o un poco más de kétchup si prefieres una salsa más dulce y espesa.
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