Con la edad, disminuyen ciertas hormonas beneficiosas para los músculos (como el IGF-1 o la hormona del crecimiento). La recuperación muscular se ralentiza, la absorción de nutrientes se vuelve menos eficiente… en resumen, el cuerpo se ralentiza.
Hábitos que no son muy “amigos de los músculos”
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Saltarse comidas, evitar las proteínas, no hacer suficiente ejercicio o pasar demasiado tiempo sentado o inactivo: todos estos pequeños hábitos debilitan los músculos. La inactividad es, de hecho, el principal factor de riesgo. Y no olvidemos la deficiencia de vitamina D, muy común en Francia, que también afecta al tono muscular.
Algunas enfermedades silenciosas
La diabetes, los trastornos tiroideos, la inflamación crónica y las enfermedades neurodegenerativas pueden exacerbar la pérdida muscular, a veces sin signos inmediatos.
¿Cómo saber si tus músculos están empezando a debilitarse?
¡No hacen falta máquinas sofisticadas para detectar las primeras señales! Aquí tienes algunas señales de alerta a las que debes prestar atención:
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Te resulta difícil levantarte de un sillón sin tomar impulso;
Subir un tramo de escaleras te deja más sin aliento que antes;
Tus brazos o muslos parecen menos “tensos” que antes;
Tiendes a tropezar, a perder el equilibrio;
En general, te sientes más cansado sin motivo aparente.
Si varios de estos síntomas le resultan familiares, una breve evaluación por parte de su médico puede ser útil para aclarar la situación.
Preservar la musculatura: buenos hábitos diarios
¡La buena noticia es que podemos actuar! Incluso a los 70, nunca es tarde para fortalecer los músculos. Solo se necesita un poco de constancia y motivación.
¡Muévete con inteligencia, pero muévete!
No hace falta ser maratoniano. Los ejercicios más efectivos son sencillos: sentadillas, zancadas, flexiones ligeras, subir escaleras o caminar a paso ligero. Lo importante es moverse a diario, aunque solo sean diez minutos. El yoga suave, el pilates, el ciclismo o la natación también son excelentes opciones.
¡Come “músculo”!
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La proteína es el principal combustible para los músculos. Consume entre 1,2 y 1,5 gramos de proteína por kilogramo de peso corporal al día. Incluye en tu dieta huevos, pescado, lentejas, yogur natural o una pequeña porción de queso.
En cuanto a las vitaminas, concéntrese en la vitamina D, el calcio, el omega-3 (pescado azul, frutos secos, aceite de linaza) y no olvide una hidratación suficiente.
¿Y si solucionáramos las cosas?
Limita los alimentos ultraprocesados, el azúcar blanco, las grasas saturadas y el exceso de alcohol, que cansan innecesariamente tu cuerpo. Un equilibrio sencillo, sin complicaciones.
