Según un médico, besar a una persona fallecida es un gesto que se debe evitar; aquí te explicamos por qué.

Las reacciones en redes sociales son diversas. «Besé a mi padre, y lo volvería a hacer mil veces», confiesa un usuario, visiblemente afectado. Otros, sin embargo, admiten que jamás imaginaron que tal gesto pudiera conllevar algún riesgo. Una cosa es segura: el tema no deja a nadie indiferente.

El mensaje de la alerta: informar, no culpar.
Como señala el Dr. Ivanovik, no se trata de una prohibición, sino de un consejo. No se trata de prohibir un ritual, sino de abrir un diálogo. Comprender los procesos biológicos implicados también ayuda a afrontar mejor estos momentos difíciles y a tomar decisiones informadas.Al fomentar la conciencia sin juzgar, este enfoque nos permite combinar el respeto por las tradiciones con una prudencia reflexiva. Porque sí, podemos honrar a los difuntos sin poner en riesgo nuestra propia salud.
Decir adiós de otra manera: gestos simbólicos y delicados.
¿Sientes la necesidad de un último gesto significativo, pero deseas evitar cualquier riesgo? Existen alternativas sencillas y conmovedoras. Tocar la mano del difunto, susurrarle unas palabras, colocar una carta en el ataúd o encender una vela a su lado…

Estos rituales, a veces incluso más personales que un beso, permiten crear una conexión pacífica con el difunto, respetando al mismo tiempo el propio bienestar. Libros sobre el duelo