Pérdida de peso inexplicable: Cuando el cuerpo no puede obtener energía de la glucosa, comienza a descomponer músculo y grasa como combustible, lo que provoca una pérdida de peso rápida e inexplicable.
Heridas de cicatrización lenta: El alto nivel de azúcar en sangre puede afectar la circulación sanguínea y la función nerviosa, lo que dificulta la cicatrización de cortes, moretones e infecciones.
Infecciones frecuentes: Un nivel alto de azúcar en la sangre puede debilitar el sistema inmunitario, lo que aumenta la susceptibilidad a infecciones, especialmente infecciones del tracto urinario (ITU) e infecciones por hongos.
Hormigueo o entumecimiento en manos o pies: Un nivel alto de azúcar en la sangre puede dañar los nervios, una afección conocida como neuropatía. Esto puede provocar hormigueo, picazón o entumecimiento en manos, pies y piernas.
Piel seca y con picazón: Un nivel alto de azúcar en la sangre puede provocar mala circulación y daño a los vasos sanguíneos, lo que puede causar sequedad y picazón en la piel.
Aliento con olor a fruta: Si la hiperglucemia se agrava y no se trata, el cuerpo puede comenzar a quemar grasa para obtener energía, produciendo un subproducto llamado cetonas. Esto puede provocar un aliento con olor dulce y afrutado.
Náuseas y vómitos: La acumulación de cetonas en la sangre también puede provocar cetoacidosis diabética (CAD), una afección grave que causa náuseas, vómitos y dolor abdominal.
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