Los huevos se pueden cocinar de múltiples formas: hervidos, revueltos, estrellados, al vapor o incluso al horno. Para hervirlos, basta con colocarlos en agua durante 8 a 10 minutos, obteniendo una yema firme. Si se prefiere revuelto, se baten en un recipiente, se les agrega una pizca de sal y se cocinan en sartén a fuego medio con un poco de aceite o mantequilla, moviendo constantemente hasta lograr la textura deseada.
Modo de uso
El huevo puede consumirse solo o formar parte de diferentes recetas. Un huevo duro puede acompañar ensaladas, mientras que el revuelto resulta perfecto para un desayuno energético. También puede emplearse en repostería, sopas, tortillas o salsas. Lo importante es variar su modo de preparación para aprovechar al máximo sus nutrientes y evitar la monotonía en la dieta.
En conclusión, el huevo es un alimento económico, accesible y altamente nutritivo. Consumido con moderación y en distintas presentaciones, se convierte en un gran aliado para una alimentación sana y balanceada.
