Actividad física: Durante el ejercicio, la circulación sanguínea se acelera, lo que provoca una dilatación temporal de los vasos sanguíneos.
Calor: Bajo el efecto de las altas temperaturas, las venas se dilatan para ayudar a regular la temperatura corporal, haciéndolas más visibles.
En estos casos, no se preocupe: sus venas pueden simplemente reflejar una buena circulación sanguínea o ser una característica de su piel.
Señales que deberían alertarte
Esté atento si, además del apareamiento, observa los siguientes síntomas:Dolor localizado o pulsátil,
sensación de pesadez en las piernas,
hinchazón, calor u hormigueo inusuales y
cambios en el color de la piel alrededor de la vena
pueden indicar la presencia de varices (vasos sanguíneos dilatados con función alterada) o, con menor frecuencia, flebitis (inflamación causada por un coágulo de sangre). En estos casos, se recomienda consultar a un flebólogo, especialista en trastornos venosos.
Hábitos sencillos para cuidar tu circulación.
Buenas noticias: unas pocas acciones diarias pueden aliviar tus piernas y mejorar tu circulación. Aquí tienes mis recomendaciones favoritas:
Muévete con regularidad: evita las posturas estáticas prolongadas. Camina, gira los tobillos o levántate al menos cada hora.
Eleva las piernas: al final del día, túmbate con las piernas apoyadas en un cojín durante unos quince minutos.
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