Mucha gente cree que basta con quitar la parte mohosa de una fruta para que sea comestible. Esto es un error: una vez que el moho es visible, las toxinas del hongo ya han contaminado toda la fruta.Estas sustancias son resistentes al calor y no se eliminan con la cocción. Una sola pieza de fruta infectada puede contaminar las demás en el frutero.
Nuestro consejo: en cuanto aparezca moho, deseche la fruta entera. Más vale prevenir que curar.
Estrategias para minimizar los riesgos a diario:
no se trata de eliminar todos los alimentos potencialmente peligrosos, sino de adoptar un enfoque equilibrado e informado. Aquí le mostramos cómo reducir su exposición a sustancias problemáticas sin renunciar al placer de comer.Un plato equilibrado con diferentes grupos de alimentos
Reduce tu consumo de alimentos procesados y cocina más.
Elige embutidos artesanales sin aditivos o etiquetados como “sin nitritos”.
Sustituye los snacks procesados por frutos secos naturales, crudités o patés caseros.
Varía tu consumo de proteínas: pescado, huevos, legumbres y carnes blancas mínimamente procesadas.
Controla tus métodos de cocción.
Evita cocinar a fuego alto durante mucho tiempo (parrilla, sartenes secas).
Nunca dejes que los alimentos se ennegrezcan o se quemen; retira siempre estas partes.Prioriza técnicas de cocción que conserven los nutrientes: cocción al vapor suave, escalfado y cocción a fuego lento.
Presta atención a la calidad de las frutas y verduras .
No consumas ninguna fruta que presente el más mínimo rastro de moho.
Compra en cantidades adecuadas y guárdalas en un lugar seco y bien ventilado.
Limpia y seca bien la fruta antes de guardarla.
Conviértete en un consumidor informado .
Lee siempre las etiquetas: ten cuidado con los códigos E250 a E252 (nitritos/nitratos).
Elige productos con una lista de ingredientes corta y fácil de entender.
Prioriza los alimentos de temporada y sin procesar.
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