Opción extra: precocción exprés
Algunas familias hierven el pollo cinco minutos antes de cocinarlo. El agua, que luego se desecha, arrastra parte de los residuos y cualquier rastro de procesamiento.
Consejos naturales para llegar más lejos
¿Buscas perfeccionar tu rutina de limpieza? Aquí tienes tres alternativas igual de efectivas:
Bicarbonato de sodio : agrega una cucharada al agua con limón, déjalo reposar durante 15 minutos y dile adiós a los olores persistentes.
Salmuera ligera : una hora en agua ligeramente salada ablanda la pulpa y realza el sabor.
Leche o suero : en algunas recetas tradicionales, el pollo se remoja durante varias horas en leche para hacerlo más tierno y húmedo.
Los beneficios de este pequeño ritual
Limpiar el pollo antes de cocinarlo es un paso sencillo que marca la diferencia:
La carne se vuelve más tierna y sabrosa.
Los olores fuertes desaparecen.
Reducimos la presencia de bacterias y residuos indeseables
El plato final es más “casero”, más natural y muchas veces más fácil de digerir.
Algunas precauciones a tener en cuenta
Aunque estas medidas sean eficaces, ciertas normas de higiene siguen siendo esenciales:
Lave siempre el pollo en un recipiente, nunca directamente en el fregadero.
Limpie inmediatamente la superficie de trabajo y los utensilios utilizados.
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