No se trata de rechazar a los demás, sino de dejar de depender de su presencia para sentir paz . Cuando el silencio se vuelve reconfortante, la serenidad se instala.
Un hogar organizado, sencillo… y tranquilo
A medida que envejecemos, nuestra necesidad de simplicidad se vuelve esencial. Un hogar desordenado cansa, mientras que un espacio despejado y bien diseñado tranquiliza la mente. No se trata de una decoración perfecta ni de muebles sofisticados, sino de practicidad: poder encontrar todo fácilmente, moverse con libertad y sentirse bien. Ordenar tu espacio te ayuda a relajarte . Y en este refugio despejado, respiras con más tranquilidad.
Desprenderse de la mirada de los demás
Con el tiempo, nos damos cuenta de que ya no sentimos la necesidad de justificarnos. Ya no necesitamos complacer, dar explicaciones ni conformarnos. Hemos vivido, aprendido y nos hemos ganado el derecho a hacer las cosas de otra manera. Esta libertad es un regalo que solo el tiempo puede otorgar. Vestimos lo que amamos, pensamos lo que queremos, tomamos decisiones por nosotros mismos, sin buscar aprobación . Es el fin del “debería” y el comienzo del “quiero”.
Ser útil… a uno mismo
⬇️⬇️Continúa en la página siguiente⬇️⬇️
