Guarda bien esta r e c e t a, porque es como un tesoro en la tierra.. Se las envié.

Esencia de vainilla al gusto – La esencia de vainilla añade profundidad aromática y complementa tanto el yogur como el chocolate, creando un perfil de sabor más complejo y sofisticado.

8 g de levadura en polvo – La levadura en polvo es el agente leudante que proporciona el crecimiento necesario para obtener galletas con la textura perfecta, ni muy densas ni demasiado aireadas.

380 g de harina – La harina de trigo común forma la estructura básica de las galletas. Esta cantidad específica ha sido probada para lograr la consistencia ideal que permita formar bolitas sin que la masa se pegue excesivamente.

200 g de chocolate amargo – El chocolate amargo en trozos o rallado aporta intensidad de sabor y contraste textural. Su amargor equilibra perfectamente el dulzor de la masa y crea puntos de sabor concentrado en cada bocado.

Preparación
Etapa 1: Preparación inicial
Precaliente el horno a 180°C (356°F) y prepare una bandeja para hornear cubriéndola con papel pergamino. Este paso es crucial para evitar que las galletas se peguen y para facilitar su posterior retirada. Asegúrese de que el horno alcance la temperatura correcta antes de introducir las galletas.

Etapa 2: Base cremosa
En un bol grande y profundo, mezcle el yogur natural con el azúcar utilizando una cuchara de madera o batidor manual. Bata enérgicamente hasta obtener una textura completamente cremosa y homogénea, asegurándose de que no queden grumos de azúcar. Esta mezcla debe quedar lisa y bien integrada.

Etapa 3: Incorporación de líquidos
Añada el aceite de semilla y la esencia de vainilla a la mezcla anterior. Continúe batiendo hasta que todos los ingredientes líquidos estén perfectamente integrados. La mezcla debe tener una consistencia uniforme y cremosa, sin separación de aceite.

Etapa 4: Integración de secos
Tamice la harina y la levadura en polvo juntas sobre la mezcla líquida. Este paso de tamizado es importante para evitar grumos y asegurar una distribución uniforme de la levadura. Revuelva con movimientos envolventes hasta formar una masa homogénea pero sin trabajarla en exceso para mantener la ternura final.

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