Para conocer los2. Manténgase físicamente activo
La actividad física tiene un impacto positivo en todo el cuerpo, incluido el cerebro. De hecho, aumenta el flujo de oxígeno y nutrientes al cerebro y ayuda a prevenir factores de riesgo como la diabetes, la hipertensión y otros (8).
En un estudio, investigadores de la Clínica Cleveland de Estados Unidos reclutaron a casi 100 hombres y mujeres de entre 65 y 89 años, algunos de los cuales tenían antecedentes familiares de Alzheimer. La mitad de estos participantes eran portadores del gen e4, lo que aumentaba significativamente su riesgo de desarrollar la enfermedad (9).
Los participantes se dividieron en cuatro grupos:
Grupo e4-positivo que hizo ejercicio
Grupo e4-positivo que no hizo ejercicio
Grupo e4-negativo que hizo ejercicio
Grupo negativo e4 que no realizó ejercicio
El grupo e4 positivo que no hizo ejercicio experimentó una atrofia significativa del hipocampo en tan solo 18 meses. De hecho, la estructura cerebral se redujo un promedio del 3 %. El grupo e4 que hizo ejercicio no experimentó cambios en el hipocampo, al igual que los grupos e4 negativos.
Para beneficiar tu cerebro, haz ejercicio moderado al menos tres veces por semana y muévete al menos 30 minutos al día. Intenta caminar alrededor de la manzana, nadar o montar en bicicleta para mejorar la circulación.3. Vitamina B
Las vitaminas del complejo B reducen el nivel de homocisteína en la sangre. La homocisteína daña el sistema vascular y puede provocar accidentes cerebrovasculares, enfermedades cardíacas y otros problemas vasculares. Estas enfermedades, a su vez, tienen un efecto devastador en el cerebro. Además, los niveles altos de homocisteína provocan deterioro cognitivo y bajo rendimiento cerebral, aumentan el riesgo de demencia y aumentan la contracción cerebral (10).
De hecho, unos niveles adecuados de vitaminas del complejo B (ácido fólico, vitaminas B6 y B12) ralentizan la atrofia cerebral en pacientes con deterioro cognitivo leve. Otra vitamina del complejo B, la tiamina, ayuda a las neuronas a producir energía a partir del azúcar para garantizar un funcionamiento cerebral adecuado. La deficiencia de tiamina está relacionada con el síndrome de Korsakoff, un trastorno crónico de la memoria asociado a la demencia (11).
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