Por eso, a partir de los 65 años, es fundamental adaptar la rutina de higiene para preservar el equilibrio natural de la piel y evitar molestias como sequedad, tirantez o picor.
La frecuencia adecuada según los expertos
Los dermatólogos coinciden en que ducharse cada dos o tres días es ideal para las personas mayores de 65 años. Esto ayuda a mantener la piel limpia, fresca y confortable sin eliminar sus aceites protectores naturales.
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