Elegir la variedad adecuada es fundamental para conseguir el equilibrio perfecto entre crujiente y tierna.
Las variedades cerosas (Charlotte, BF15, Nicola, Belle de Fontenay) son ideales: se doran maravillosamente por fuera y quedan suaves y esponjosas por dentro.
Paso 2: Sazona generosamente.
En un bol grande, coloca las patatas troceadas. Añade aceite de oliva, sal, pimienta y las hierbas que prefieras. Mezcla bien para que cada trozo quede bien impregnado.
El aceite juega un papel vital: no solo ayuda a distribuir el calor de manera uniforme, sino que también crea esa fina costra dorada que hace que las patatas sean irresistibles.
Puedes variar los sabores según tus preferencias:
Tomillo y romero para un toque mediterráneo.
Pimentón y ajo para un toque picante.
Hierbas provenzales para un aroma clásico.
Curry suave o cúrcuma para un toque exótico y colorido.
Paso 3: Horneado.
Precalienta el horno a 200 °C (con ventilador si es posible).
Cubre una bandeja grande para hornear con papel vegetal o una lámina de silicona. Coloca las patatas con la parte cortada hacia arriba, sin que se superpongan, para que se asen de manera uniforme.
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